Historias de terror opositor

Ojala ésto sólo fuera una historia de terror ficticia...pero es realidad.

 

 

 

Acabo de colgar el teléfono, me ha costado muchísimo, quería seguir hablando, y no quería terminar la conversación con ese tema, pero tuve que hacerlo.

 

Imagina lo que me ha costado descolgarlo, casi más todavía, porque sabía que tenía que realizar una llamada que no quería hacer, y por ello era como si el teléfono pesara unos cuantos de kilos.

He llamado a mi preparador de oposiciones, para decirle que no seguía. Que no sigo no por falta de ganas, desmotivación o pensar que no puedo hacer frente a los exámenes de éstas oposiciones, no.

 

Lo he llamado porque la situación no me permite afrontar el pago de las clases, y menos aún, sin conocer las pretensiones de refuerzo de plantilla para los próximos años. Si se conociera, haría un esfuerzo sobre manera para poder pagarlas, recurriría a mis padres, o a cualquiera que me pudiera ayudar, con el fin de continuar. Pero no es el caso.

 

Es verdad y entiendo que la situación económica obliga a éste esfuerzo y a ésta débil o nula tasa de reposición de efectivos no sólo en la Junta de Andalucía sino en la mayoría de administraciones, pero en éste caso, habría una solución.

 

La Junta de Andalucía tradicionalmente ha ido saltándose los procedimientos de selección de personal, y creando una administración paralela donde la gran mayoría de trabajadores no son funcionarios, y pese a que respeto la posible implicación de algunos con sus trabajos, al fin y al cabo están quitándole posibilidades a personas que están estudiando unas duras oposiciones y que son los que realmente estarán preparados para afrontar la responsabilidad de esos puestos de trabajo.

 

Y qué quieren que les diga, dudo que una persona que ha obtenido un puesto de trabajo sin esfuerzo, por ser amigo de su amigo, por ser familiar de su familia, o por ser militante de su partido político, esté mucho más implicado e interiorice el trabajo, y la empresa como tal, que es la propia administración, y de cuidar las pretensiones de los ciudadanos, como uno que ha sufrido un duro proceso a lo largo de varios años de estudio y de competir contra otros muchos para conseguir el mismo puesto.

 

La solución es hacer cumplir y ejecutar las sentencias que de hecho dan la razón a los sindicatos de funcionarios que han luchado por los derechos de los mismos y de los futuros funcionarios para acabar con esa administración paralela y que los puestos se cubran como deben de cubrirse. Despidiendo a esos contratados para que se oferten plazas o por lo menos las interinidades y los concursos se realicen eficientemente.

 

Cuesta mucho decir que no sigo, después de casi dos años de tiempo y dinero invertido, al menos de momento, por el gasto que me supone, seguiré estudiando con el material que ya tengo que eso no lo dude nadie, aunque intentaré dedicar tiempo a otro tipo de cosas mientras seguiremos esperando.

 

Gracias Junta de Andalucía, gracias por enchufar a más de 20.000 personas, y jugar con las vidas de miles de personas que quieren trabajar para mejorar esa administración pública que a vosotros os importa bien poco.