DEPENDENCIA


Llevo 2 semanas sin teléfono móvil, resulta que el que tenía se estropeó y mientras me compro otro y me llega, he decidido no tener uno de transición sino simplemente, probar de nuevo lo que es vivir sin estar pegado al teléfono.

¿Desde cuándo no vivimos ligados a un teléfono en el bolsillo? Yo al menos, ni lo recuerdo.

De lo que me he dado cuenta, como era de esperar es de la absoluta dependencia que tenemos todos y cada uno de nosotros al teléfono, y que cuando éste falla, parece una catástrofe, que nos falta algo, como el aire que respiramos, que nos frustra y nos hace vulnerables. Pero no es así. No tiene porqué serlo.