¿Cuántas cosas le habrán escrito al mes de febrero y al
veneno del Carnaval durante todo lo que lleva existiendo tal y como lo
conocemos? ¿Y qué le puede decir un granito de arena a toda una playa? Poco así
que, mejor ser breve.
Una pandillita me animó una vez a descubrir lo que hoy
considero la fiesta de las fiestas, por excelencia, la que juega tan al libre
albedrío que es capaz de reírse de la propia muerte y como soy un veleta, que está como una cabra me
adentré cual invasor de plata en un mundo nuevo del que aún a día de hoy sigo
descubriendo como mi primer día grandes cosas, soy alguien que no conoce mucho
de esto, pero que progresa agobiadamente carnaval a carnaval para sólo seguir pasándolo
tan bien como una sireníssima.