Esto no se si es una historia real o no, quizás sólo sea una
especie de cuento de incertidumbre que se le ha ocurrido a alguien en Internet, pero a mi por
alguna razón, no sólo me ha gustado, sino que realmente me ha llegado al alma.
Una señora de cincuenta y tantos años llega a su asiento en un vuelo lleno de gente y al llegar y verlo no quería el asiento. El asiento estaba al lado de un hombre negro. La mujer disgustada llamo inmediatamente a la azafata y le exigió un nuevo asiento. La mujer dijo "No puedo sentarme aquí junto a este hombre negro". La asistente de vuelo dijo "Déjeme a ver si puedo encontrar otro asiento". Después de hacer una comprobación la azafata volvió y dijo "Señora no hay más asientos en clase turista, pero voy a consultar con el capitán a ver si hay algo en primera clase". A los 10 minutos la azafata regresó y dijo "El capitán ha confirmado que no hay mas asientos en clase turista, pero hay uno en 1º clase. Es política de la empresa nunca mover a una persona desde la clase turista a primera clase, pero sería un escándalo obligar a una persona a sentarse junto a una persona desagradable, el capitán accedió a hacer el cambio a primera clase". Antes de que la mujer pudiese decir nada, la azafata hizo un gesto hacia el hombre de color y le dijo: "Por tanto, señor si usted es tan amable de recoger sus objetos personales, nos gustaría que se moviese a la primera clase, pues el capitán no quiere que usted se siente junto a una persona desagradable." Los pasajeros de los asientos cercanos dieron un aplauso mientras que otros dieron una ovación poniéndose en pie.
Supongo que me habrá llegado al alma por el hecho de que
necesitamos esa actitud, esa consideración con las demás personas, vivimos con
ellas, con los demás, comemos con ellos, trabajamos con ellos, viajamos con
ellos, nos enseñan, nos curan, nos hacen felices, sea de la condición que sean,
sea del sexo que sean, sea del color que sean y sean de cualquier forma
distinta a ti. Es lo que hace al mundo como es, la diversidad de personas, y
para conformar lo que somos nosotros, necesitamos a los demás, porque el ser
humano, está hecho para vivir en comunidad.
Quizás la historia la marca el matiz de “la persona de cincuenta y tantos”,
por eso debemos inculcar a nuestros niños haciendo hincapié en lo siguiente:
Respeta a las personas, sean como sean.
Una vez hecho eso, el resto vendrá sólo, hasta hablar del
mercado laboral y la influencia que tiene la gente de otro color o extranjera
en él, que no es poca.
Un recuerdo a todas las personas que por su condición de
extranjero y por su color han sido despreciadas, mal vistas, rechazadas o maltratadas por
gente desagradable.
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