Hacer algo que te guste y no suponga una obligación durante la mayoría de tu tiempo debe ser lo más bonito y lo más alucinante a lo que una persona puede llegar. ¿No crees?
Quizás eso se consiga si ponemos de nuestra parte cada día un poquito con la mira puesta precisamente en eso aunque tengamos otras obligaciones. ¿Lo hacemos realmente?
No dejes que pase como cuando estabas enamorado o enamorada de aquella persona no correspondida que en cuanto comenzó a contestarte con monosílabos dejaste de intentarlo, seguro que si hubieses insistido un poco cambiando la forma otro gallo hubiese cantado, y si no, qué mas daría, peor se vive en la incertidumbre del no intentarlo, el caso es que ahora este amor sí es correspondido, y como los de verdad, tienes que cuidarlo y mimarlo, dedicarle tiempo y hacerlo revivir cada instante, cada momento que puedas debes avivar su fuego, porque en el momento que se apague estarás perdido o perdida.
Cuanto más hagas una cosa que te gusta, más perfecta se irá haciendo la relación entre la actividad en cuestión y tú, y más la disfrutarás, y más profundizarás en aspectos que de verdad te harán descubrir lo verdaderamente intenso de aquello que comenzó por una inquietud y que si lo haces bien, puede llegar a llevarte a una sensación en la que estés volando por el cielo en un paraíso donde el reloj no existe, y que podría convertirse en algo a lo que dediques la mayoría de tu tiempo.
Sería increíble. ¿Verdad?
Es el caso de este post y su expresión en la escritura de este blog para mí en ocasiones como la de hoy.
¿Y tú, qué haces porque sí?
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