El mercado laboral y tu capacidad de elección

Eres joven, y sientes que has entrado en el mercado laboral en la peor época posible. Un período que está marcado por la crisis, los contratos basura, la precarización de las condiciones de trabajo, la inmigración y todos los problemas sociales que esas características causan con su doble filo.

No podemos negar la realidad, todo es cierto y el mercado laboral es una mierda.

A pesar de ello, existe esperanza, y no hablo de que nadie vaya a darnos una barita mágica para cambiar la situación general y el contexto del mercado vaya a girar 180º, no. La esperanza está en todos y cada uno de nosotros, siempre que queramos afrontar la realidad de cara, y frente a frente, ser capaces de gestionar (al menos en nuestro ámbito de influencia) lo podrido de la situación.


¿Cómo? 

Gracias a nuestra capacidad de elección.

Es cierto que no todos estamos en situaciones comparables ni exactamente iguales para coger al "toro por los cuernos", muchos, por desgracia tienen responsabilidades que exigen una urgencia que necesita de una respuesta rápida, y tienen que acogerse a veces a las primeras oportunidades laborales que se le presentan, pero, ¿y el resto?.

El resto somos esos a los que nos siguen llamando "Generación perdida". Y un carajo! (perdóname la expresión). Esos que califican a otra generación como "perdida", son los que realmente se sienten frustrados y aunque vivan en condiciones mejores, saben perfectamente muchos de ellos que ni son felices, ni son dueños de su situación, sino que viven en función de lo que va sucediendo, que van montados en un vagón en el que desde su comodidad, miran a los jóvenes que están en un descampado, desamparados, pero lo que no saben es que aquellos tienen la libertad que quizás ellos no, para escoger su camino y por ello, no están perdidos, más bien lo contrario.

Escoger un camino. Esa es la gran clave.

Tú y tu generación, a la que también pertenezco, tenéis, tenemos una capacidad de elección impresionante, pienso que es una de las cosas más importante que podemos aprender de toda esta situación en la que nos han dejado. 

Tu eres responsable de tus elecciones, y (volviendo a matizar que no todas las circunstancias son iguales) tus elecciones, si son basadas en un estilo de vida que realmente es fiel a tu personalidad y a lo que de verdad te hace feliz, realmente no importará la situación del mercado laboral, o al menos te afectará en menor medida.

Me explico: Si eres tu mismo, tú misma quien planificas tu carrera profesional en función de tus actitudes, tus motivaciones, tu forma de pensar, tus conocimientos y tu propio criterio para buscar la felicidad, irás dando pasos en firme hasta conseguir una vida acorde con todo ello.

Para ello, no debes improvisar, me refiero a hacer cursos por hacer, a irte al extranjero a cualquier país del que te hablen bien aunque luego sea distinta la realidad allí, aceptar cualquier trabajo en el que te paguen una miseria, te hablo de estudiar una carrera porque "algo hay que hacer", de echar mil curriculums y entregarlos a las empresas cercanas,  te hablo de depender de otros para tu éxito.

No tienes por qué trabajar en el lugar que deja tu padre en su empresa, aguantar horas de presentismo laboral o la presión con que muchos se enfrentan en sus trabajos, casarte con tu vecina de toda la vida, comprarte una casa cerca de tus padres, con una hipoteca que te tenga hasta el cuello, un coche y un perro.Si quieres todo eso, genial, pero si no, tienes la capacidad de elegir también qué cosas NO quieres. Mira eso como pasos en tu carrera por la vida que no tienes porqué dar si no son adecuados a ti.

Muchas veces las circunstancias son más grandes de lo que podríamos esperar, por supuesto que eso también hay que verlo, somos realistas ante todo, pero con la capacidad de visión desde dentro de uno mismo, y no con la perspectiva que nos presenta este mercado laboral de mierda, las cosas se pueden ver, de otro modo, y caminar en todas direcciones en ese descampado. 

Podemos elegir la dirección que más nos guste, y si no va bien, en lugar de ir dando palos de ciego siempre por la misma senda, cambiarla.