
Este verano estuve en Urueña, en la provincia de Valladolid,
Castilla-León. Un pueblo de unos 180 habitantes. Un pueblo de menos de 200
personas que provocó una gran revuelta en mi mente e hizo que escribiera esto
que hoy comparto contigo si quieres seguir leyendo, te cuento porqué.
El pueblo, es la única “Villa del Libro” de España, una
especie de sello turístico, de propuesta cultural que hace que este sitio sea
especial. Es el único pueblo en el país con más librerías que bares. También, como
nuestro vecino Vejer, está en la lista de “los pueblos más bonitos de España”. Además
de sus once librerías, tiene 5 museos y hasta un periódico.
Pero esto no es lo más importante, lo que más me llamó la
atención fue la actitud de los habitantes con los que tuve la oportunidad de
intercambiar algunas palabras.
De forma insistente, yo les preguntaba por los recursos del
pueblo, por la seguridad, por la salud, la forma de vida y de ocio allí, todo
lo que me iba viniendo a la mente.
Aunque al pueblo iba un médico 2 días a la semana, que cuando
ocurre algo la policía tiene que venir desde otro, que en invierno están además
de prácticamente solos, helados, bajo cero, o que en algunas calles vive una sola
persona, me impresionó cómo los más jóvenes del lugar me decían que quien más
problemas tienen en ese sitio son las personas mayores (sobre todo por motivos
de salud como es lógico), pero que ellos, no se aburrían. Que se las apañaban
con lo que tenían y que se buscaban las papas, como decimos aquí, intentando
reunirse y realizar actividades aunando fuerzas, asociándose.
Ese pueblo, esa gente, me demostró cómo la actitud y las
ganas hacen que a pesar de las limitaciones, se pueden conseguir cosas
impensables en las condiciones menos pensadas.
Imagínate, si en un pueblo de 20.000 personas te aburres… ¡¿qué
harías en uno de 180?!
Las opciones que tenemos en cada lugar para combatir el
aburrimiento y la monotonía son las que hay, pero somos nosotros quienes
podemos crear, mover y convertir en actividad, diversión, cultura y ocio, los
instrumentos con los que un pueblo o ciudad cuenta. ¡Qué importante es la
actitud! Y qué importante es tener GANAS.
Es verdad que no sólo me contaron las bondades, pero de
verdad, ver a gente joven que era capaz de vivir feliz allí, me hizo pensar en
todas las veces que he oído que en Barbate no hay nada que hacer, que esto es
aburrido, que no se qué… vale, que necesitamos muchísimas cosas (aprovecho para
decir que el Cine Avenida sigue cerrado, a ver cuánto nos hablan de él en las
próximas elecciones…) pero que con la unión de la gente y con el apetito por
vivir, por disfrutar, por sentir, todo se puede convertir en motivación y en
fuerza. Porque los pueblos tienen fuerza, y nunca, nunca deben morir ni
quedarse en el olvido.
El consumismo está matando a los pueblos y la sociedad sólo
tiende a las grandes ciudades, a vivir rápido, y a las aglomeraciones, pero aún
hay resistencia.
Desde el sur, Ole.
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