
A pesar de preocuparnos muchas veces en la necesidad de que
los demás aprecien lo que hacemos debemos de tener una cosa clara antes de
seguir hacia delante con la tarea que estemos llevando a cabo, nuestros quehaceres sean los que sean.
Esa no es la razón fundamental para seguir, pero sí podría ser muy importante.
Si de todos los que piensas que podrían valorarlo, sólo una persona
te dice que le importa lo que haces, que cree en tu trabajo o que lee todos tus
post desde hace un tiempo aquí. ¿Merece o no merece la pena continuar? La
respuesta cae por su propio peso. Y sabes cuál es. Naturalmente que sí.
Pero, aunque esa persona sea la única que te apoye, te de
ánimos, te anime o te lea, debes saber que existen
2 personas por las que debes seguir haciendo lo que haces.
Ella y tú.
Un ejemplo: Son las 12 de la noche y no tengo ganas de
escribir esto. Podría pensar en dejarlo y decir, para qué, ya mañana o en otro
momento, o definitivamente no seguir.
Pero lo hago por mí, y también lo hago por ti, al menos hoy.
Gracias. Porque si entras en mi blog y no sólo lees la entrada diaria sino que
te interesas en leer las últimas entradas que dejaste de leer porque llevabas
unos días sin entrar, y que luego me lo digas es algo maravilloso, al menos
para mí, ya que esto es un pequeño trayecto de superación personal, que se está
convirtiendo también en un recurso quizás de lectura apetecible para otras
personas. Y reitero que me motiva de manera extra.
Conseguir motivación es un trabajo duro dentro del ya duro
trabajo que supone tu tarea diaria. Y si sientes que alguna persona realmente
cree en lo que haces, debes tener claro que merece la pena.
Y si no, no pasa nada, es tu tarea, tienes que creértela tú.
Releer, o pensar en el esfuerzo que pusiste en ello y darte cuenta de que de
verdad hiciste un buen trabajo. Para así motivarte no sólo a seguir, sino a
mejorar cada día más.
Buen comienzo de semana. Mucho ánimo.
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