Esta mañana una amiga me ha comentado lo frustrada que está,
quizás por un mal día que tiene hoy, o quizás porque su búsqueda de trabajo no
está siendo muy fructífera, yo he intentado motivarla con más o menos las
mismas directrices que llevo para escribir este blog.
Pero hay una pregunta, un algo que está en el aire que no me deja
tranquilo. Os lo explico.
Yo le he dicho que no se dé por vencida, ella a pesar de ser de las
primeras de su promoción ha tenido muy mala suerte en las prácticas que ha
hecho, al igual que yo, me sentí muy identificado en ese momento con ella, le
he dicho que quizás si alguien lee este blog podría pensar que soy tan optimista
o intento transmitir positividad porque nunca he sufrido una situación preocupante
y la realidad es que si las he vivido, pero éste post no está dedicado a
contarlas.
El tema es que cuando hemos terminado de hablar me ha dado las
gracias, me ha dicho que la predisposición mía para ayudarle o hablar es
magnífica y que le han dado ánimo mis palabras.
Lo curioso es que yo estoy convencido de que ese es el método que
hay que tomar para tener más posibilidades de éxito pero, ¿Dónde empieza el límite
de tener éxito y de que cierto tipo de consejos te sirvan, y dónde termina? Eso
es cosa de cada uno indudablemente, y quizás lo que una persona haga para
triunfar en su búsqueda de trabajo, no le sirva a otro por diferente personalidad,
características, personas de su alrededor, situación en ese momento o el entorno dónde se mueva.
Por eso sé que las cosas que aparecen en este blog gustarán y habrá gente que
esté de acuerdo conmigo, como también no gustarán y habrá gente que no lo esté, habrá gente que le sirva, y habrá
gente que no.
Pero en el fondo es dar todo de cada uno mismo y ser lo
suficientemente astuto para aprovechar las oportunidades que te da el destino
(según algunos) o tus propios actos (según otros).
Mucho ánimo a ella y a todos.
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