No soy ese que se suponía que iba a ser de mayor, ni abogado, ni arquitecto, ni médico, ni tengo un gran trabajo, ni soy un gran ejemplo para los demás como todos pensaron.
Tampoco soy quién mi padre desearía. Supongo que lo habré
desilusionado, decepcionado. De momento, no me dedico a lo mismo que él, ni
quiero lo mismo que él.
Ni quizás quién yo deseé hace un tiempo.
En serio, una vez un maestro en el colegio, convencido, me
dijo, tu vas a ser arquitecto, y yo tan ingenuo, me lo creí. Pero lo peor
es que pensé que eso vendría sólo porque el maestro me lo dijera. Y al creer eso
durante tanto tiempo…adivina…no pasó.
Pero soy lo que soy, y tengo que ser consecuente con ello.
Si quiero cambiar, debo cambiar, no pensar en cambiar.
Si quiero seguir como estoy, debo seguir como estoy, pero no
quejarme.
Si alguna vez se me pasa por la cabeza hacer algo que no
hago habitualmente pero que desearía hacer, debo dejar atrás el miedo o el
pensamiento de qué pasará o qué dirán o pensarán los demás...y hacerlo.
No soy ese que la gente pensaba cuando era pequeño cuando me
miraban todos con ojitos de “este niño va a ser alguien”
Parecía desde pequeño que mi objetivo en la vida ya estaba
marcado desde entonces, que sólo había un camino y un ritmo.
Pero no ha sido así, quizás eso sea positivo o quizás no, no lo sé, sólo sé que el camino ha llegado hasta aquí, hasta ésta entrada, hasta éste post, hasta este
blog, hasta ti…
Y con eso de momento…me conformo.
Pues que quieres que te diga...
ResponderEliminarQue llegas, y llegas hasta el fondo... Gracias por tus post
Gracias a ti, siempre es motivador que a uno le lleguen este tipo comentarios.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.