Unos buenos motivos por los que seguir adelante en éste Mercado de la Incertidumbre que es la vida.
- Por puro instinto vital.
- Por el placer de saberse lúcido.
- Por curiosidad: por saber qué pasará mañana y cómo será uno mañana.
- Por el asombro que provoca ser el mismo, pero distinto, cada día, día a día, mes a mes, año a año.
- Por la aventura, que existe, que se puede vivir, y que deriva de “advenir” qué
es lo que llega, lo que sucede. Es la atracción del riesgo, del peligro, de la
suerte, de la fortuna, del romance, del suceso extraño. Y todo está ahí, aquí y
ahora, si uno busca.
- Por la aventura de pensar.
- Por el placer de imaginar historias, de vivir vidas imaginarias, de seducir y
cautivar a los demás haciéndoles vivir otras vidas si uno tiene el talento para
contarlas.
- Por intentar hacer lo que sea, lo que se quiera, aunque no se consiga,
sintiendo el placer del intento.
- Por la sensación de poder; el temor y el asombro que se siente al comprobar que
uno no tiene más límites que los que se quiera imponer, que sea capaz de la
mayor crueldad y de la mayor bondad y que se puede elegir.
- Por el amor de una mujer, o por amar a una mujer y a los hijos que uno tenga
con ella o con ellas. (O a un hombre, si uno es mujer. O por amar a alguien
según la sexualidad de cada uno.)
- Por conocer lo indescifrable del amor a los hijos.
- Por convivir con el pánico que provoca el saber que el sentimiento es
irracional.
- Para saber si seremos capaces de sobrevivir cuando nos toque sufrir, y que nos
toque poco y que nadie quiera consolarnos con teorías idiotas como que el dolor
es necesario para conocer el placer o la alegría.
- Por dejarse arrastrar al vacío por la pasión, que es tan irracional como el
sentimiento, que se parece y confunde y que tiene el poder de destruir y si a
veces no lo consigue es porque es tan intensa como breve. El riesgo vale la
pena.
- Por las mujeres o por los hombres que uno conocerá y amará.
- Por el placer de comer y beber con amigos y amantes.
- Por amanecer en los bares, bebiendo y filosofando.
- Por elegir libremente los principios que le marcarán a uno la conducta que uno
debe seguir.
- Por pelear para defender esos principios.
- Por contemplar el desconcierto y la ira de los hipócritas cuando descubren que
uno pelea en serio y que no está dispuesto a pactar.
- Por el placer de ver como aumenta el desconcierto cuando, entre una importante
cantidad de dinero y los principios, uno elige sin pestañear los principios.
- Porque hay libros que no se han leído, películas que no se han visto y, lo que
es lo mismo, gente que aún no se ha conocido.
- Porque vivir para descubrir las razones que hay para seguir viviendo es también
una muy buena razón.
- Porque cada ser humano es único, pero también es gregario: Somos personas que
formamos parte de un grupo sin distinguirnos de los demás en lo esencial. La
soledad, la alegría, la tristeza, la furia; todo lo que nos parece sólo nuestro
e intransferible o imposible de comunicar, en algún momento se comparte con los
muchos miles o millones que componen la especie humana.
- Porque ...
Adolfo Aristarain
Adolfo Aristarain
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