Reflexión con un Roscón.

Llega otro año, otros propósitos, otras metas, otros objetivos, o los mismos pero de forma más afianzada. Ya ha pasado una semana, y sigues pensando, hoy te has dado cuenta de ello mientras comías el Roscón de Reyes y has pensado que en cuanto llegue el próximo lunes comienza un nuevo año. Pero el nuevo año ya ha llegado, ¡mierda!, tengo que ponerme las pilas. Tenemos. 

A partir del próximo año:

"Me apuntaré al gimnasio, haré dieta, estudiaré más, me portaré mejor con los demás, ayudaré más en casa, colaboraré en proyectos solidarios, trabajaré más duro, sonreiré más, todo irá mejor".

Sea como sea, será un año mejor. ¿verdad?

Ojo, quizás no. Quizás no si no haces por ello. 

A toda esa lista de propósitos le hace falta un impulso que sólo cambiando la actitud y los hábitos que teníamos antes, podrá convertir nuestro día a día en pasos, pasos hacia un verdadero futuro deseado, cada día uno o varios pasos hacia ello. 

Sin el verdadero compromiso, sin el verdadero sacrificio que a veces implica ni el esfuerzo, todo volverá a ser igual, porque como dice nuestra amiga Mafalda, el año 2015 no cambiará, quien debe cambiar es usted.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por cada comentario que dejes aquí, menos incertidumbre habrá en nuestro "Mercado". Gracias! Juanjo.