En un mundo con procesos normalizados en todos los sitios
donde vamos, ya sea por los estilos de vida, la forma de vestir, las comidas, o
de sociedad, siempre existen rasgos que marcan la diferencia entre pueblos y
que hacen que sean más interesantes o atractivos de visitar por ejemplo. Y eso es lo verdaderamente importante. Ese valor añadido que da esa diferencia.
Cuando me refiero a estilos es a lo que se supone que debemos
hacer, procesos de normalización en comportamientos, en gustos, etc...:
De vida: Nacer, crecer, estudiar, trabajar, comprarnos una
casa, tener una hipoteca, un coche, tener una pareja, hijos, morir. Si piensas
que puedes saltarte alguno de esos pasos, te verán raro, si piensas que existe
otra forma de vida, te verán como el agente externo a ese general proceso
normalizado impuesto por la sociedad y por ello serás rechazado. Se llaman
prejuicios, y son una consecuencia de la normalización a la que me refiero. Otro
día hablaremos sobre ellos.
De vestir: Pasa lo mismo. Si vistes distinto a los demás,
bien lo tienen que saber los góticos, punkies, hippies, raperos y demás o sólo
por ponerte un gorro, camiseta o pantalón más anchos de la cuenta…
De comer: Ahí tenemos a nuestro Mc Donalds como el ejemplo
más masivo. Normalización exigida por nuestro estilo de vida inmediato, de estrés
y de necesidad de perder el menos tiempo posible en comer.
De sociedad: Que te mueras por el fútbol y no vale con que sólo
te guste, además, debes pelearte con tus amigos si es necesario porque ellos
son del Barça y tú del Madrid, que te mueras por las chicas y chicos de “mujeres
hombres y viceversa”, que te guste vestir a la moda del momento, que te guste
el cine americano de muchos efectos especiales y que te quejes de la crisis
porque es culpa de otros mientras te crees todo lo que aparece en la caja tonta
y aunque se ponga en blanco seguirías delante de ella como un bobo.
Esos son algunos ejemplos de normalización en la sociedad
que estamos hoy en día y que si tú te has saltado, o aunque realices algunas
pautas de comportamiento similares pero rechaces la idea de la imposición, tienes toda mi admiración.
Es muy cierto todo lo que apuntas, hoy día los últimos que juzgan son los jueces, y los primeros la sociedad, pues a través de los ejemplos que expones vemos como aparece el modelo panóptico, donde los sujetos son vigilados unos por otros, pero nadie lo percibe así, porque eta vigilancia está disfrazada bajo la norma. De modo que vivimos inmersos en el paradigma estratégico del que nos habló Focault, el cual, es de muy difícil solución, pues el hecho de nacer con normas prescritas, hace que las integremos como parte naturalizada en nuestra vida, de modo que, la mejor arma que tiene el sistema, para hacer de nosotros lo que quiera, es la gran sutileza con la que actúa.
ResponderEliminarPor cierto, con los años, cada vez más, paso por encima de las normas. Pues repugna bastante el absoluto control en el que estamos inmersos.