Parece que no podemos dejar de hablar de crisis, de la situación del mercado de la incertidumbre, del desempleo y de muchos problemas más con los que seguir otra semana enfrentándonos. Estos problemas se acucian aún más si los miramos desde la perspectiva de los jóvenes de la que muchos denominan "Generación Perdida". Carolina Vidal, (@carvidbie) es una chica perteneciente a la misma que desinteresadamente se ha ofrecido para colaborar con una gran entrada de obligada lectura en este blog (que agradezco muchísimo), en ella, nos dará una versión desde dentro, que por supuesto compartimos muchos sobre esta "denominación":
Pertenezco a la llamada "Generación perdida". A menos que se refiera a perdidos por el mundo, me parece un nombre injustamente cruel. Como si de un proceso de fabricación de humanos se tratase, en el que somos el lote defectuoso.
A mí se me ocurren muchas otras formas de denominarnos. La generación exprimida, por ejemplo. Se ha demostrado que los jóvenes de esta generación padecen mucho más estrés e incluso depresiones que los que fueran jóvenes de otras generaciones. Crecimos bajo la presión de ser perfectos. Delgados, deportistas, sociales, solidarios. Con sólo 25 años, nos exigen que tengamos carrera, hablemos 2 o incluso 3 idiomas, Master, y a ser posible experiencia laboral. Alguien puede pensar que exagero, pero sólo tiene que pasearse un rato por los diferentes portales de empleo que existen en la red. Aún reuniendo estos requisitos, al parecer, seguimos sin ser válidos para trabajar en este país.
También se me ocurre la generación estafada. Nos vendieron un futuro prometedor si acabábamos licenciados. Nos trazaron el camino correcto. Todavía no hemos visto los frutos de tanto esfuerzo. Nos han timado. Los mismos crueles que nos dan por perdidos. Ellos son los Baby Boomers. La generación de nuestros padres. Una generación que lo encontró todo hecho. No fueron ellos, sino nuestros abuelos, los que emigraron antes que nosotros y consiguieron condiciones que sus hijos disfrutaron más tarde. Los Baby Boomers recibieron un pastel muy suculento y se lo repartieron todo. Son los que ahora nos gobiernan, lideran empresas y bancos o están prejubilados con la paga máxima. No nos han dejado nada. Y encima tenemos que soportar que nos den lecciones, que nos tachen de vagos y apátridas, de “dejar aquí a nuestros mayores con el muerto”, de no hacer nada por arreglar las cosas. Lo siento, y esta vez hablo por mí, (aunque segura de que mis coetáneos lo compartirán) pero no. No pienso quedarme a recoger ni un solo pedazo de esto para que podáis arreglarlo. Vuestro sistema está viejo, roto y no funciona. No se arregla, se compra otro nuevo.
La generación dolida, la generación sufrida o incluso la generación pulida. Se me ocurren muchos otros nombres más identificativos (y con mucha menos intención de hurgar en la llaga). Por mi parte, podéis llamarnos la generación perdida pero aún no somos la generación vencida. Estamos aquí, no tenemos miedo a hacer la maleta, seguimos aprendiendo, creando empresas, reciclándonos, reflexionando e intentando seguir poniendo buena cara. Quizá esté perdido el presente, pero nos queda el futuro. Seremos nosotros los que fundemos nuevos partidos, sistemas, modelos. Los que se van volverán con ideas nuevas, los que se quedan allanarán el camino.
Ánimo a los que emigraron, paciencia a los que no y suerte para todos.
La generación luchadora, ya se está viendo semillas de lo que podemos llegar a hacer, el futuro es nuestro, no de los transitorios, los que crearon y votaron una constitución para ellos y que ahora TODOS tienen mas de 50.
ResponderEliminarAndrés, en primer lugar muchas gracias por comentar.
ResponderEliminarDebemos de hacer florecer esas semillas, y para ello hay que regarlas mucho.
Un abrazo!!