Las felicidades que te he dado en alguna ocasión por ser como eres, por ser alguien que trabaja duramente, por tener una actitud luchadora, por hacer todo lo posible para desarrollar tus inquietudes y por vivir tus sueños aunque quizás sí que ayuden, no son suficientes.
Y esa es la intención. Felicitar a alguien no es o no debe ser el culmen de algo, debe ser darle aliento para seguir en la línea que lleva, sobre todo en este ámbito en el que nos movemos nosotros. Dar un empujoncito que aporte un poco a su empeño, a su trabajo duro y a sus ganas de llegar a cumplir con éxitos sus deseos.
Por ello, no sólo deberíamos dar las felicidades cuando alguien consigue un gran éxito, también mientras se ejecuta, trabaja y se desarrolla. Incluso cuando fracasa, por haberse arriesgado, por haber tomado la decisión, por haberlo intentado y por aprender. Seguro que la próxima vez el intento será diferente.
- Si te dan felicidades por encontrar trabajo, es para que lo des todo en tu nueva etapa laboral.
- Si te dan la enhorabuena por obtener un título, es para que valores tu trabajo duro cuando estabas estudiando. Y que puedes con todo lo que te propongas.
- Si se alegran por ti cuando realmente das pasos por el mercado de la incertidumbre de manera firme aunque el suelo se tambalee es porque quien lo hace es consciente y cree firmemente de que tu eres capaz de provocar la estabilidad de ese suelo.
Así, muchos ejemplos, esas palabras que te digo algunas veces, son empujoncitos, pero que seguirán el impulso con la intensidad que tu les des posteriormente, tómatelos así y no te des por satisfecho sólo con eso. Siente que están contigo cuando te las den y por ti, y por ellos debes hacer lo que haces, que merece la pena.
* Aunque no haga falta decirlo, en este post no entran las felicidades descomprometidas con la causa ni las que se dan por cumplir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por cada comentario que dejes aquí, menos incertidumbre habrá en nuestro "Mercado". Gracias! Juanjo.