El Retín es de Barbate

¿O no?

En el pueblo, siempre ha habido un gran "debate" entre lo que ocurrió con la Sierra del Retín que ahora pertenece al Ministerio de Defensa. Unos dicen que fue una expropiación, otros hablan que fue una venta de la corporación municipal cuando Serafín Núñez era alcalde donde sólo unos pocos aprovecharon para coger pellizco. 

Pocos saben la verdad, y muchos en el pueblo son reticentes al tema por ello, aunque en lo que sí están de acuerdo la mayoría es en que no quieren escuchar más aviones sobrevolando el cielo de su pueblo, tampoco ver su maravillosa playa cualquier día del año enturbiada por la presencia de grandes buques de guerra, dejar de escuchar cañonazos y vuelos rasantes a todas horas, de día, de noche, que no se provoquen más incendios todos los años y que un pueblo entero deje de tener miedo a que algún día ocurra una desgracia mayor.

Tener tiempo libre, y otras formas de suicidio.

A veces, uno se encuentra en la tesitura de que tiene un poco de tiempo libre pero realmente no sabe qué hacer con él. ¿Nunca te ha pasado que te gustaría hacer tantas cosas que cuando de verdad tienes algo de tiempo no desarrollas ninguna? 

Eso lleva a frustrarnos y a no disfrutar realmente de nuestro tiempo libre. Un suicidio ocioso.

Una forma de que no te pase eso más, es ocupar el tiempo de tu día a día normal a esas cosas, que, aunque creas que no tienes porque debes estudiar, trabajar, buscar trabajo, o desarrollar otras tareas (obligaciones), sí que tienes aunque sea en pequeñas cantidades o dosis.

¿Cómo? De la siguiente forma:

En un pequeño "kit kat"

En un pequeño "Kit kat" de este arduo estudio tengo la fortuna de poder bajar andando a pocos minutos a la maravillosa Playa del Carmen de Barbate, he bajado sin móvil, también sin fuerzas, pero estar mirándola ha movido como si se tratase de una hormigonera todo lo que pienso, mis ideas de futuro y mis sentimientos. 

¿Merece la pena, compensa, hartarse de estudiar o de buscar trabajo para irse del pueblo de uno? 

He recordado a muchos que están fuera y que podrían estar aquí, porque un pueblo, al fin y al cabo sin su gente no es un pueblo. ¿Qué darían muchos de ellos por volver? Qué harían si yo fuera a hablarles y les dijera: tengo allí esperando a tu gente, tu trabajo y tu ocio, y cuando quieras salir, ya te lo pagas tú y deja de trabajar sólo para poder ahorrar algo y volver de cuando en cuando.