El mercado laboral es como una pescadilla

Pero somos nosotros mismos los que nos mordemos la cola, porque acabamos "fritos", hartos, quemados, cansados, como el pobre pez para caber bien en la sartén.

Cuando terminamos los estudios, subimos en un carrusel emocionante, con ilusión, con ganas de divertirnos, de aprender, de desarrollarnos, pero luego la agonía en forma de ruleta rusa continúa durante mucho tiempo. 



La excusa: La falta de experiencia.

La causa: La falta de oportunidades.

Existen prácticas, o contratos de formación que de la forma en que muchos los ven, ni son productivos para quien las recibe ni para el que las solicita. Convirtiendo la relación "becario-empresa" en una simple pérdida de tiempo por culpa de unas cuantas razones:

1. No se planifica.

Muchas empresas se dedican a solicitar y acudir a becarios como el que pide papel higiénico. Ni estudian bien la viabilidad (a veces ni la legalidad) de esa práctica para su empresa, si existen posibilidades de aprovecharla realmente más allá de hacerles recados y fotocopias, ni si son capaces de ofrecer luego al becario una oportunidad para desarrollarse profesionalmente, o por lo menos para que aprenda. Nada. 

Si pensaran en las posibilidades de sinergia y retroalimentación, cambiarían de opinión. Y me ha salido un pareado. Un becario puede aportar ideas, puede aportar la visión que se tiene en la Universidad o en las instituciones educativas sobre el mercado, puede mantener contactos aún con profesores que quién sabe si pueden ser un activo, puede aportar innovación. En definitiva, aprovechar, aunque de forma temporal para aumentar el capital intelectual de la organización.

2. Falta de transparencia.

Si las intenciones a la hora de realizar una práctica o un contrato de formación son oscuras, normalmente la transparencia en la información brillará por su ausencia. Lo digo por experiencia, si alguna vez haces prácticas en un lugar donde apenas te escuchan, en el que desde el primer día no te dan demasiada información (o ni siquiera la suficiente para comenzar a aportar allí), yo no me fiaría.

3. Corrupción.

A veces, la situación de las prácticas no es sólo de aprovechamiento del becario o becaria, sino también del sistema que las permite. No son pocos los casos en los que se utiliza a un becario para sustituir a trabajadores incluso en la administración pública de forma ilegal. Ni que nombrar se merece como ya sabemos lo que ha pasado con los cursos de formación en Andalucía.

4. Peligro de la ociosidad.

Unas prácticas o contrato de trabajo corto que no sirva de experiencia, se convierte en un tiempo ocioso prácticamente, y no sólo para el chico o chica joven que lo desarrolla, también para la organización que supuestamente va a darle esa "oportunidad".

Confundimos desafortunadamente y no en pocas ocasiones en este mercado de la incertidumbre la palabra oportunidad. Y eso conlleva siempre un peligro. El de perder el tiempo.


¿Te han dado a tí alguna oportunidad "real" para conseguir experiencia? Cuéntanosla porfa!

2 comentarios:

  1. Hola Juanjo
    En ocasiones la empresa acepta becarios de la universidad por compromiso con la propia universidad, para poder poner en su web que colabora con la universidad, y otro tipo de razones estrictamente estéticas, o porque no encuentran empresas que acepten becarios y los profesores piden a conocidos suyos empresarios que se apunten al programa de prácticas. Después en la empresa las prácticas no tienen nada que ver con lo estudiado durante la carrera.
    Un saludo
    Antonio

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    1. ¡Qué triste realidad! Y qué forma de desaprovechar oportunidades tanto para la empresa como para los alumnos. Muchas gracias por tu comentario con conocimiento de causa Antonio.

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Por cada comentario que dejes aquí, menos incertidumbre habrá en nuestro "Mercado". Gracias! Juanjo.