Dicen la Constitución Española y el Estatuto de Autonomía que
el sufragio es universal, libre, igual, directo y secreto. Y por ello, parece
que nadie pueda cuestionarlo.
A mí lo que me llama más la atención es lo de “secreto”.
Es verdad que como derecho, me parece bien que podamos guardarnos
nuestra opción sobre el voto en unas elecciones para que nadie nos obligue a
elegir una determinada. Pero no había que tomárselo al pie de la letra.
Mi planteamiento va por otro lado. Intentaré explicarme:
Cada vez que hay elecciones, las personas, salvo las
afiliadas a los partidos políticos, suelen no decir abiertamente su opción política
elegida para votar. Siempre por miedo a las críticas, a que se le juzgue, a
que se le ponga “una cruz”, a chocar o discutir.
Y eso ocurre porque realizamos juicios de valor sin ni
siquiera escuchar lo que las personas piensan o en qué se basan para votar unas
opciones políticas u otras.
No me digas que no sería interesante charlar de forma amistosa
y productiva con alguien que tiene ideas distintas a ti para intentar entender
el porqué de su voto, poder valorarlo, coger ideas, escuchar y leer de muchas fuentes
y personas diferentes para construir nuestro propio criterio y opinión, sin
prejuzgar. O incluso cambiarla: Señores, señoras, NO ES MALO CAMBIAR DE OPINIÓN,
lo malo es ser tan orgullosos como para no cambiarla aunque pensemos en el
fondo que debemos hacerlo.
No nos engañemos, difícilmente puede gobernar nadie con grandes
mayorías porque la sociedad está dividida. Para todo hay que llegar a acuerdos.
¿Es necesario tanto secretismo entonces a la hora de elegir opción política?
Luego oímos como unos ganan pero luego resulta que “nadie
los ha votado”. O que determinados partidos suben en las encuestas pero tampoco
nadie se plantea votarlos.
Sé que este tema es complejo, y que hay poco que hacer porque
seguiremos siendo mucho tiempo, salvo que la educación cambie radicalmente, personas
con prejuicios, con disposición a poner “en boca de”, que señalemos, que
desprestigiemos, que insultemos a lo que no esté de acuerdo con nuestro
criterio. Criterio que deberíamos analizar de dónde viene, de qué fuentes bebe,
quién las maneja, cómo nos llega y qué proporción de subjetividad hay en cada
gota de información que consumimos.
¿Nos paramos a pensar en ello? No. Ni lo haremos.
Por eso en estas nuevas elecciones va a pasar lo mismo de
siempre.
Además, ganará la abstención de nuevo. Pero eso es otro
tema. Tema que por supuesto los políticos nunca se plantean porque les conviene
que haya mucha.
Y como el voto es secreto, nunca sabremos la verdadera
intención de nuestros semejantes, realmente ni siquiera sabemos lo que quieren
las personas que tenemos alrededor. Quizás es porque simplemente, no queramos
cambiar nada.
¿Tú dirías a quién votas? No lo vas a hacer pero oye que si quieres dejarlo en un
comentario, con tus razones y charlar sobre ello, adelante, estás en un muro
libre que busca nutrirse de ideas diferentes en el que yo al menos, no te
juzgaré.
“Suerte" el domingo.
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