LO QUE ERA, ¿ES?


El tiempo pasa para tod@s. También para un pueblo.

Barbate sigue igual pero no. Barbate ya no es lo que era pero sí.

Llegas a tu pueblo, respiras. Sonríes.

La nostalgia unida a un alboroto nervioso dentro de ti reúne las mejores vivencias de tu existencia temprana con una expectativa como retroactiva y eterna que te dice que pasarán cosas buenas, que este es uno de los pocos lugares en el tiempo que hace que éste se pare y merezca la pena.

Aunque ya no es lo que era. Ya no puedes aparcar en verano. Ya no sabes si tus amigos estarán por aquí o al menos disponibles aunque estén. Ya las calles las ocupa una chavalería que no conoces. Ellas cuentan historias que te pillan de lejos. Ahora el extranjero eres tú.

Duele. Pero es así.

Todo cambia. Y según la perspectiva, para algunos irá a mejor, para otros lo contrario. Después de tantos años continúa echando al talento y quedándose con morralla que, pegada cuál lapa a sus instituciones no dejará su pegajosa presencia para que personas formadas a través del mérito, la igualdad y la capacidad puedan tirar del carro. Eso no cambiará nunca. Creen que está todo bien, como lo hicieron quienes los metieron ahí. La podredumbre continúa y continuará.

A pesar de ello, la gente emprende, se atreve, qué huevos, qué ovarios. La gente se mueve. Se hipoteca. Trabaja en verano. Alquila un piso. Vive. Como mejor puede, como mejor improvisa. Pero sigue adelante. Y menos mal.

La fortuna está ahí, son la resistencia. Esa gente. Ellos, ellas son quienes mantienen vivo el alma. Más allá no conozco. Salgo a la calle y no sé de quién son las caras que veo. Ni qué hacen contigo. Menos mal que me valen un par de ojos si aparecen. Menos mal que me vale una silla en el bar dónde está la causa. Menos mal que está también el mar.

Ya no es lo que era, yo tampoco lo soy. Y eso hay que tenerlo en cuenta. Las ganas, ¿se fueron?. O nos las quitaron cuando nos obligaron a marcharnos. Cuántos nos hemos ido a trabajar y buscar fuera con todo el dolor del mundo dejando atrás el amor de nuestra vida por otros romances. Valientes cobardes.

Porque aunque no sea lo mismo, este pueblo siempre será.

Volver, volveremos una y otra vez. Y una y otra vez nos hará felices, y una y otra vez nos seguirá decepcionando. Somos incondicionales. Qué pena que siempre se lo estén cargando, pero mira, no muere. Una feria. Moriremos nosotros antes si algún día no conseguimos volver. Quizás siempre fue nuestro destino separarnos, pero no se me ocurre nada más cruel. Porque te veo y me acurruco. Te pienso y me libero. Te visito y me quiero quedar. Porque eres nuestro hogar.

Hogar sin hogar. Porque no podemos los que te queremos comprar un espacio junto a ti. Sólo tú sabes cómo lo hacen los que sí. Y cuántos están por estar. Por inercia. Les dejaron todo ya hecho. Y por eso el tiempo pasa pero no pasa. Pesa. Comen, beben, trabajan y viven, pero no te viven. ¿Te querrán? Yo creo que sí. Pero se quieren más asimismo, y lo primero es lo primero.

Así que el domingo nos iremos de nuevo los que una vez más te dejamos en manos de quienes no podrás fiarte pero no tienes más remedio. ¿Cuántos de los que más te han hecho daño aún siguen viviendo contigo? Lo sentimos tanto. Ojalá nadie más te maltrate desde dentro. El ataque externo me da igual, porque éste sólo es posible si permitimos aquel. Tu lo sabes mejor que nadie. Eres tu peor enemigo. Pero qué te vamos a decir que ya nadie te haya dicho y no sepas. Quiere a quienes puedas y déjate llevar, no tienes otra. No sé a dónde irás, puede que no nos guste tu futuro incierto. Quizás en ese no habrá más redes almadraberas y sólo pisos turísticos. Pero seguirás estando ahí.

¿Estaremos nosotros? Hace mucho ya que no lo estamos.

Pero, y aunque sea con un texto cursi muertos de sueño y sueños, menos da una piedra, te seguiremos queriendo y te querremos.

Eso que no te quepa duda. Nunca.

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